Un equipo científico de tres universidades diseña una novedosa plataforma para detectar dengue
Con tecnología nacional, llegará a los lugares más alejados de la red sanitaria y contribuirá al armado de un mapa que monitoree la enfermedad y los mosquitos transmisores.
Las Universidades Nacionales de La Plata, Buenos Aires y Tucumán avanzan en el desarrollo de ViroSensAr, una plataforma de biosensores que detectan infecciones virales, como el dengue. “La idea es monitorear el recorrido de esta enfermedad, los mosquitos transmisores y los serotipos que prevalecen”, cuenta a la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, Omar Azzaroni, doctor en Química y coordinador del proyecto desde la Universidad Nacional de La Plata.
“A través del dispositivo Zaphyrus, que es manejable y portátil, vamos a poder detectar si una persona que tiene síntomas compatibles con dengue, efectivamente tiene esta enfermedad y cuál es el serotipo. Así, vamos a armar un mapa que dé cuenta por dónde circulan los diferentes mosquitos infectados, las características que tienen o cómo actúan”, describe Azzaroni.
Para dar con el resultado, el equipo pondrá en contacto una muestra biológica con un chip sensor conectado a Zaphyrus. El científico explica a la Agencia: “En ese momento, el dispositivo generará una señal bioelectrónica que permitirá detectar automáticamente la infección y el serotipo y, luego, subir esta información a un ‘mapa del dengue’ que se va modificando de manera dinámica con los testeos”.
Las instituciones que intervienen en este proyecto son la empresa de base tecnológica GISENS BIOTECH, el Conicet, el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas de la Universidad Nacional de La Plata, el Instituto de Química, Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía perteneciente a la Universidad de Buenos Aires y el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán. Además, cuentan con el apoyo del gobierno de Tucumán.
Un problema difícil de contener
“Hay que tener en cuenta que la red sanitaria está muy desalentada en algunos lugares de Argentina, particularmente en el noroeste, entonces es importante que lleguemos con esto a las personas que viven en lugares más alejados”, enfatiza el científico.
El dengue es una enfermedad febril que se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes aegypt. Cuando este insecto se alimenta con sangre de una persona infectada de dengue y luego pica a otros individuos les transmite esta enfermedad. Según el ministerio de Salud de la Nación, hasta fines de abril de este año se registraron en Argentina 71.717 casos, de los cuales 65.195 son autóctonos. Su circulación se identificó en 16 jurisdicciones: Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Formosa, Chaco, Catamarca, Jujuy, La Rioja, Salta, Santiago del Estero, Tucumán, San Luis y Mendoza, siendo la región del Noroeste la más afectada con 31.536 casos.
Desde su reemergencia en el país en 1998, circularon cuatro serotipos (o formas diferentes del virus) de dengue en diferentes años y magnitudes: el DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4. El primero es el que más predomina desde fines de los 90 hasta la actualidad y fue el responsable de las epidemias de 2009, 2016 y 2020; en cambio, el segundo tuvo una menor incidencia y alcance territorial que el primero, pero fue el que más predominó en el año corriente. Según la Asociación Argentina de Microbiología, en los casos registrados hasta abril se identificó la circulación de DENV-3 sólo en la provincia de Tucumán; la variante restante no fue distinguida.
Además, cuando una persona ya estuvo infectada de un tipo de dengue y vuelve a contagiarse pero con otro serotipo, aumentan los riesgos de padecer síntomas más graves. Es por eso que también es necesario saber qué tipos de virus hay en cada provincia, ciudad y localidad y para dónde se dirigen.
También lo prueban en hepatitis E
Como proyección, el equipo científico apunta a aplicar este mismo procedimiento a la detección de la enfermedad hepatitis E, una inflamación del hígado debida a la infección por el virus que lleva el mismo nombre. Según la OMS, se estima que cada año hay unos 20 millones de casos de infección en todo el mundo.
Esta enfermedad, plantea el organismo, no se puede distinguir clínicamente de otros tipos de hepatitis víricas agudas. La sospecha surge cuando se registran varios casos en una misma zona, si hay riesgo de contaminación del agua, si la enfermedad es más grave en personas embarazadas o si se descartó la hepatitis A.
“Lo que hace singular a este proyecto es que no sólo participa una empresa de base tecnológica argentina que realiza desarrollos avanzados con escala internacional, como es GISENS BIOTECH, sino que vamos a atacar un problema regional y local con tecnología puramente nacional”, subraya Azzaroni.
Por Luciana Mazzini Puga - Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
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