Nueva evidencia científica señala el potencial del centeno para combatir el cambio climático
El cereal posee propiedades que lo convierten en un instrumento útil para mitigar los efectos del calentamiento global. Además, consume poca agua y resiste a la sequía.
El centeno es un cereal que se siembra en invierno, entre los cultivos de maíz y soja, a fin de hacer que la tierra descanse y recupere sus nutrientes. Aunque históricamente se lo consideró marginal, crece de manera sostenida desde hace 50 años: según se estima, en la actualidad, se siembran entre 300 y 400 mil hectáreas de al año, mayormente en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa y San Luis.
De manera reciente, una serie de estudios realizados por el Servicio de Investigación en Agricultura del Departamento de Agricultura de EEUU, señala que este cultivo es capaz de procurar una agricultura intensiva sin la utilización excesiva de recursos como tierra y agua y, además, de hacerlo de forma sustentable.
Además, el trabajo (que explora lo que sucede con el centeno en diversas regiones de Estados Unidos) sostiene que al ser utilizado como cultivo intermedio, contribuye a formar materia orgánica capturando dióxido de carbono de la atmósfera y, por otro lado, a fijar nitrógeno. Gracias a este proceso, esta materia orgánica puede ser utilizada tanto para volver a fertilizar la tierra devolviendo sus nutrientes, como para ser empleado en la producción de energía eléctrica, aprovechando los gases producto de su descomposición.
Por su parte, la captura de dióxido de carbono permite reducir la presencia de este gas en la atmósfera. La liberación de CO2 absorbe y retiene el calor que llega del Sol y contribuye a potenciar el calentamiento global.
Un cultivo de servicio
Al ser consultado acerca del potencial del cultivo, el Ingeniero Agrónomo del INTA Fernando Giménez sostiene a la Agencia de noticias científicas de la UNQ: “Efectivamente, el centeno lo venimos estudiando y aplicando como cultivo de servicio por su capacidad de competir con la maleza y desplazarla, lo que permite reducir la necesidad de agroquímicos”.
Asimismo, Giménez destaca las propiedades que tiene el centeno como generador de materia orgánica para contribuir a la fertilización y regeneración de los suelos, así como también el bajo consumo de agua, aspecto que lo vuelve resistente a la sequía.
En este marco, el especialista –en el presente abocado al asesoramiento agrícola en el Litoral argentino– propone que el uso del centeno “debería promoverse desde el Estado, ya sea mediante incentivos fiscales, leyes o una combinación de ambas”. De esta forma, según su punto de vista, se podría contribuir a cuidar los suelos de forma más eficiente, a la vez que se reduce la dependencia de herbicidas y fertilizantes.
De forma adicional, estudios complementarios realizados desde el Conicet advirtieron las capacidades de retención de agua que posee este cultivo y su potencial como regulador de la maleza. Una propiedad que debe ser implementada de forma cuidadosa a fin de no perjudicar cultivos que se hagan en el siguiente ciclo, como la cebada.
Por Ariel Lazovic. Estudiante de la Licenciatura en Historia de la Universidad Nacional Tres de Febrero.
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