Especialistas internacionales convierten residuos plásticos en paracetamol

A través de una bacteria, apuntan a producir este fármaco de forma sostenible. Actualmente, se elabora a partir de combustibles fósiles.

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Stephen Wallace
Stephen Wallace, uno de los autores del estudio

Especialistas de la Universidad de Edimburgo desarrollaron un método por el cual transforman residuos plásticos en paracetamol, el primer tratamiento recomendado por la OMS para el dolor y la fiebre en todo el mundo. Para convertir la basura en medicamento, los científicos escoceses utilizaron la bacteria Escherichia coli.

A través de un proceso de fermentación realizado a temperatura ambiente, transformaron el tereftalato de polietileno (PET, el principal componente de los envases y las botellas) en el ingrediente activo del analgésico. Hasta el momento, el fármaco se fabrica a partir del fenol, un derivado de combustibles fósiles. Por eso, el trabajo realizado en Reino Unido podría revolucionar la industria farmacéutica, ya que genera menos emisiones de carbono y es sostenible en el tiempo.

“En medio de una población en crecimiento, una disminución de los recursos naturales y un clima cambiante, existe ahora un imperativo ambiental, industrial y político urgente de aprovechar rápidamente las tecnologías de biología de ingeniería para desfosilizar la fabricación y acelerar el camino del Reino Unido hacia cero emisiones netas”, sostuvo Stephen Wallace, uno de los autores del trabajo publicado en la revista Nature Chemistry, en diálogo con la Universidad de Edimburgo.

Mediante una reacción química conocida como “reordenamiento de Lossen“, la bacteria Escherichia coli transformó en menos de un día el ácido tereftálico, una molécula derivada de botellas de plástico hechas con PET, en el ingrediente activo del analgésico. Si bien los especialistas fabricaron poca cantidad de paracetamol, los estudios realizados hasta el momento son prometedores. En este sentido, el fármaco tuvo un rendimiento final del 92 por ciento. El desafío es producirlo a escala comercial, aunque para eso necesita más pruebas de seguridad y la aprobación de la autoridad reguladora.

Según los investigadores, la producción industrial de PET a nivel mundial es de 56 millones de toneladas al año. Además, alrededor del 80 por ciento está diseñado para un solo uso, lo que genera cerca de 24 millones de toneladas de residuos de plástico cada año que se queman o terminan en basurales.

Sin embargo, un estudio realizado en 2024 por la Universidad de Utrecht, en Países bajos, advierte que la cifra de producción de plásticos es todavía mayor: alrededor de 350 a 380 millones de toneladas al año. Por eso, el desarrollo escocés es de gran relevancia, ya que podría fabricar el analgésico más consumido del mundo de forma sostenible, con muy bajas emisiones de gases de efecto invernadero, y sin utilización de combustibles fósiles.

En este aspecto, no se trata de un desarrollo aislado, sino de una apuesta sostenida del Reino Unido para aplicar principios de ingeniería a procesos biológicos y crear nuevos materiales, tratamientos y soluciones a partir de residuos. De hecho, en los últimos días, la Universidad de Edimburgo inauguró el centro de biofabricación sostenible Carbon-Loop (donde trabajan los investigadores que participaron del trabajo), que tuvo un costo cercano a los 19 millones de dólares.

Por Nicolás Retamar - Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

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