Zafrán promueve una alimentación saludable y factura 20 millones al año

La empresa busca motivar a la sociedad a adquirir hábitos más saludables. Cuentan con cuatro productos en el mercado.

Tendencias - Empresas 12/02/2018
Zafran

Cambiar hábitos de alimentación, sobre todo el picoteo, fue la motivación de los socios que emprendieron Zafran. Charlie Rivero Haedo y Nito Anello comenzaron a trabajar juntos en 2012 cuando decidieron investigar el mercado de los alimentos para ver que podían hacer. Hoy, la empresa ofrece diversos productos saludables: snacks de frutos secos, granola, barras y galletas saludables.

Con una facturación anual de $ 20 millones, Zafrán  es una empresa en pleno crecimiento. Recientemente, se sumó un nuevo socio, Diego Salmain con la mirada puesta en el área comercial. Por otro lado, Rivero Haedo pone su atención en la parte más operativa y Anello en la gestión y el desarrollo de productos.

Rivero Haedo y Anello se conocieron por un amigo en común y luego, jugaron  al futbol juntos. Ambos venían de hacer carrera en grandes empresas. Cansados de la vida corporativa, cada uno hizo un viaje de varios meses por su lado y cuando regresaron se juntaron a pensar que podían hacer. Mientras investigaban las oportunidades, Rivero Haedo trabajó en el bar de su hermano y Anello, en la constructora de su padre.

“Los lunes por la tarde, los jueves y los sábados a la mañana empezamos a analizar diferentes industrias y  mercados. Pensamos en un supermercado y visitamos uno de Recoleta. Contábamos cuanta gente entraba y charlábamos con los clientes. Desechamos esa posibilidad porque requería una inversión muy grande. Después, analizamos hacer un queso sin lactosa, pero nunca nos salió. A mí, me gustaban mucho los frutos secos y a Nito, la fruta deshidratada. Así se nos ocurrió probar con un snack más nutritivo de lo que había en el mercado", cuenta Rivero Haedo.

En 2013, los emprendedores comenzaron con una prueba casera, que requirió una inversión inicial de $50.000, proveniente de ahorros. Hicieron 30 mixes con ayuda de una nutricionista. La idea era armar porciones individuales para que se pudieran consumir como colación. Primero, intentaron vender por internet. Allí, vieron interés por el producto, pero no se generaba la recompra.

“Enseguida, participamos del programa Naves del IAE porque Pepsico era el sponsor de la competencia de planes de negocio y queríamos relacionarnos con ellos. Después de esa experiencia, nos dimos cuenta que teníamos que ir al retail. Empezamos yendo al centro con un carrito para vender a los kioscos”, dice Rivero Haedo.

Como los socios vieron que el producto resultaba atractivo, empezaron a profesionalizar. En primer lugar, de las 30 variedades de snacks que desarrollaron, lo acotaron a las que más se vendían. En segundo lugar, buscaron una planta para producirlos. La producción la realizó La Asociación Civil Andar, una organización social ubicada en Moreno, Provincia de Buenos Aires, que trabaja desde hace más de 20 años generando oportunidades para personas con discapacidad. La organización se encargaba de cocinar y envasar los snacks.

En una segunda instancia, con el afán de que la empresa ayude a mejorar la alimentación, empezaron a desarrollar galletitas. “Tratamos de llevar al mercado productos integrales y sin aditivos”, Aclara Rivero Haedo.  Para esta etapa, en el 2014, Zafrán dejó de tener como sede un pequeño departamento y pasó a contar con un depósito.  También, tuvo que incorporar nuevas plantas para la producción.

En el 2016, Zafrán facturó $ 12 millones y ya contaba con una línea de tres productos: snacks, galletitas y granolas. “Nos gusta lanzar productos todos los años. Nos renueva tanto a nivel trabajo como con los clientes. En 2017, empezamos el desarrollo de las barras de cereal. Nos llevó nueve meses concretarlo porque queríamos que sean sin TAAC y teníamos que buscar proveedores nuevos”, explica Rivero Haedo. La empresa dio un salto muy grande con las barras de cereal porque distintas multinacionales les empezaron a comprar el producto para venderlo en estaciones de servicio o supermercados, o incluso darlas como refrigerio para los empleados.

En el 2017, se sumó a la empresa Diego Salmain como socio. Él trabajó en Grupo Cepas y aportó no solo una inyección de capital, sino contactos con grandes cuentas. Además, la empresa cuenta con tres empleados.

Los nuevos clientes trajeron nuevos desafíos financieros. “A medida que vas creciendo, las empresas más grandes tienen plazos de pago más largos. Muchos proveedores te apoyan, pero cuando consumís más, el crédito con ellos se amplía. Esto genera una negociación constante con ambas partes. Hay que tener buena relación tanto con los clientes para que paguen en término como con los proveedores para que puedan esperarte. Cuando uno emprende no siempre tiene en cuenta esto. Una cosa es vender un producto y otra, cobrarlo. Son importantes las dos operaciones sobre todo cuando hay que pagarle a proveedores y empleados”, destaca el socio de Zafrán.

IPYME

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