Se realizó en Cipolletti el acto de nombramiento de un espacio verde "Martín Miguel de Güemes"

La plaza se encuentra ubicada en la intersección de calles Las Acacias y Los Almendros del barrio Manzanar.

Locales 16/11/2023
plaza

Se realizó el acto de nombramiento de la plaza ubicada en la intersección de calles Las Acacias y Los Almendros. Con la presidenta del Concejo Deliberante, Silvana Larralde, concejales, vecinos y vecinas de la ciudad.

La banda del ejército acompañó el desarrollo de la ceremonia, interpretando el himno nacional argentino y el himno de la provincia de Río Negro. 

Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y la Corte (Salta, 8 de febrero de 1785 - Cañada de la Horqueta, Salta, 17 de junio de 1821) era hijo de Gabriel de Güemes Montero y María Magdalena de Goyechea y la Corte. Su padre era un alto funcionario del tesoro (Real Hacienda) de la Corona de España y su madre descendiente del fundador de Jujuy, por lo que Martín tuvo una niñez relajada y podría haber tenido toda una vida sin sobresaltos. Pero su carácter y el destino le tenían preparada otra cosa muy distinta. 

A los 14 años se enroló en el Regimiento Fijo de Infantería, cuyo cuartel central estaba en Buenos Aires, pero tenía un batallón en Salta desde 1781, a raíz de la rebelión de Túpac Amaru II. En 1805 fue convocado con su unidad a Buenos Aires, ya que el Virrey Sobremonte temía un ataque inglés. Producidas las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807, en la primera de ellas Güemes empezó a mostrar su increíble coraje y tremenda astucia. En las acciones bélicas de la Reconquista, al ver al buque inglés Justine encallado por una bajante repentina del Río de la Plata, dirigió una carga de caballería y lo abordó. Fue una de las muy raras veces en la historia que un buque de guerra fue capturado no por la tripulación de otro, sino por la caballería. En la de 1807 también luchó destacadamente. De nuevo en Salta, fue cadete del Regimiento de Infantería y teniente del cuerpo creado por Liniers durante las invasiones.

Luego del estallido de la Revolución de Mayo la Primera Junta envió la primera expedición auxiliadora al Alto Perú, organizando el Ejército del Norte, dentro del cual a Güemes se lo puso al mando de un escuadrón gaucho en la Quebrada de Humahuaca, demostrando una vez más su astucia y valentía en distintas acciones exitosas, pero ahora en las fuerzas patriotas. Luego de 1812, cuando San Martín toma el mando del Ejército del Norte, Martín Miguel de Güemes, como ya prefería que lo llamaran, fue ascendido a teniente coronel y colocado al mando de la vanguardia en reemplazo de Manuel Dorrego. Más adelante, San Martín le encomendó la avanzada del Río Pasaje o Juramento, donde Manuel Belgrano había hecho jurar obediencia al gobierno de Buenos Aires, a la Asamblea del Año XIII y a la Bandera Nacional. Poco después, el mando de las partidas que operaban en el Valle de Lerma. Así comenzaba lo que luego Leopoldo Lugones inmortalizaría en su célebre libro “La Guerra Gaucha”. Allí relata magistralmente la lucha, victoriosa, de gente de campo sin preparación militar contra militares profesionales fogueados en las guerras napoleónicas. 

Su papel fue decisivo en la tercera expedición auxiliadora al Alto Perú, con el Ejército del Norte ahora al mando de José Rondeau, además Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por la actitud de éste hacia sus gauchos y ante su visión de la evidencia de la debilidad del Ejército del Norte Güemes se retiró, regresando al sur y adueñándose al pasar por Jujuy del armamento de reserva, lo que le valió la declaración de traidor por parte de Rondeau. Cuando llegó a Salta el pueblo salió a la calle y pidió al cabildo el nombramiento de un gobernador sin participación del Directorio, recayendo en él el nombramiento a principios de julio de 1815. Güemes poseía un enorme apoyo popular y cualidades militares notables, pero las apetencias personales tantas veces vistas en la historia de nuestro país no faltaron en este caso y sus disputas con Rondeau terminaron con la derrota de éste en Sipe Sipe, tal como Güemes preveía, y quizás la última oportunidad de conservar para las Provincias Unidas el Alto Perú, la actual Bolivia. Ambos finalmente firmaron en las afueras de Salta el Pacto de los Cerrillos, donde se lo reconocía como gobernador y se le encargaba la defensa de la frontera noroeste, asegurando la situación de los territorios hasta entonces controlados y la declaración de la independencia al año siguiente.

Así fue como se convirtió en una pieza clave en el plan sanmartiniano del Cruce de los Andes y ataque a los realistas donde todavía eran fuertes, en Chile y especialmente en el Perú. Sin la valiente y exitosa guerra gaucha de G ese plan habría fracasado, pues las fuerzas realistas habrían ingresado por el norte para retomar Buenos Aires y sepultar así la independencia recién declarada.

En la noche del 7 de junio de 1821 una columna realista guiada por un traidor local sorprendió a GÜEMES en Salta, hiriéndolo de gravedad. Huyó entonces junto a sus fieles gauchos hacia la Quebrada de la Horqueta, un lugar seguro muy utilizado por su ejército donde, luego de agonizar de manera atroz durante diez días, murió a la intemperie acostado en un catre, negándose a la rendición a cambio de su tratamiento médico como le ofrecían los jefes realistas, y asegurando la frontera noroeste al tiempo que San Martín los vencía en el Perú y tomaba el mando en Lima, consolidando definitivamente la declaración de la independencia de cinco años antes.

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