Co-housing (co habitando) A medida que se conoce, crece la tendencia

Es una nueva forma de vivir la vejez rodeado de amigos o conocidos, diferenciada en su concepción de los geriátricos, o residencias de la tercera edad.

El co-housing es un estilo de vida que en el mundo tiene decenas de años. En Argentina, empezó a gestarse con las primeras experiencias en Misiones, Córdoba y en la Ciudad de Buenos Aires.

Se trata de una urbanización o una comunidad con viviendas independientes, espacios comunes y adaptadas a las necesidades de sus residentes en las que conviven personas mayores (a veces también de otras edades). Posee servicios comunes para limpieza, actividades de ocio, comedores, etc. autogestionado por los propios usuarios que buscan de esa forma convivir con sus amigos o personas conocidas.

El aumento de la esperanza de vida y los cambios sociales ha permitido que las personas ya estén pensando en vivir la adultez de otra manera, con alternativas más saludables y en compañía.

El co-housing, cuya traducción literal del inglés sería cohabitando, es un fenómeno consolidado en Dinamarca, Suecia y Estados Unidos donde los adultos mayores lo eligen como una opción al geriátrico o la casa de los hijos.

La forma de organizarse brinda infinitas opciones, hay quienes se organizan en comisiones de mantenimiento, de jardinería, de cocina. También hay tiempo de pasarla bien, de hacer yoga, pin-pon, teatro, manualidades, etc.

Desde el punto de vista legal, llegado el momento de emprender este camino, es conveniente consultar con un abogado dado que el co-housing se plasma en un acuerdo a través de un contrato.

La experiencia de Posadas. Por primera vez en Argentina, Misiones comenzó a implementar esta modalidad a partir de de cuatro matrimonios amigos que decidieron construir su casa en un terreno rural común cerca de Posadas. Su idea es irse a vivir ahí a medida que se vayan jubilando.

Una de las impulsoras del proyecto y habitante del co-housing es Inés Arias, una antropóloga de 68 años,  quien expresaba en una entrevista al diario local immisiones.com: "Empezamos a construir hace tres años. Compartimos almuerzos, mates, lecturas, charlas y películas los fines de semana y de a poco nos vamos a ir instalando" cuenta entusiasmada. No quieren aislarse, por eso crearon una biblioteca en el pueblo y tratan de conectar con la gente del lugar. "Al principio nos decían que estábamos locos, pero no le dimos bolilla a nadie y avanzamos, estar con pares es una experiencia maravillosa".

Para Ricardo Iacub, responsable de la cátedra de la Tercera Edad de la Facultad de Psicología de la UBA, tienen una explicación: "La que viene es una sociedad que va a requerir más modos colaborativos. Es una cuestión demográfica, la gente vive muchos más años y no acepta que le digiten la vida. Los principios de autonomía son mayores".

Hermanos, primos, amigos, conocidos. En un edificio, en un campo o en un terreno común, los formatos son infinitos. Los grupos de amigos permiten mantener el estilo de vida con la idea de que se elijan formas inteligentes para el bienestar de cada uno. 

Compartimos el trailer de la película:  “¿Y si vivimos todos juntos?”  No se lo pierdan! conoceremos a Annie, Jean, Claude, Albert y Jeanne, amigos desde hace más de 40 años. Cuando la memoria falla, el corazón se descontrola y aparece el fantasma de la residencia de ancianos, pero ellos se rebelan y deciden irse a vivir juntos. A todas luces, una locura. Pero aunque la falta de espacio moleste y despierte viejos recuerdos, empieza una genial aventura: compartir casa a los 75 años.