Repelentes de mosquitos: ¿cuál es el compuesto capaz de evitar la transmisión del dengue?
El DEET fue desarrollado por el ejército de Estados Unidos en 1946. Por qué hay que prestarle atención y desde cuándo su aplicación fue aprobada.
Argentina cursa un brote de dengue histórico: de acuerdo al último parte epidemiológico, se registraron 180 mil contagios y 130 fallecidos. Si bien se documentaron casos en todos los grupos etarios, la franja más afectada es la que comprende jóvenes de entre 25 y 29 años, con 423 infectados por cada 100 mil habitantes. Frente a ello, la principal herramienta es el repelente y en la actualidad el gobierno nacional no garantiza su acceso.
Ante la falta de herramientas, las personas recurren a fórmulas caseras que no tienen una eficacia comprobada. Aromas como la manzanilla, la albahaca, la vainilla o el eucaliptus suelen ser los mas elegidos y su aplicación se da por infusiones o por aceites escenciales. En redes sociales también se pueden encontrar recetas que incluyen la combinación de elementos disponibles en los hogares, tales como shampoo o alcohol. Sin embargo, el compuesto que tiene una eficacia comprobada en repeler mosquitos y otros insectos es DEET o N, N-dietil-3-metilbenzamida. Esta sustancia fue desarrollada por el Ejército de los Estados Unidos en 1946 para evitar enfermedades en los soldados durante la Segunda Guerra Mundial. No obstante, no fue hasta 1957 que quedó registrada y aprobada para su uso en la población general.
El DEET actúa al producir una fina capa sobre la piel que proporciona mal olor y sabor para el insecto. El compuesto, respetuoso con el ambiente, es considerado de amplio espectro ya que puede evitar picaduras no solo de mosquitos, sino también de garrapatas y otros artrópodos. Se considera que una concentración de entre el 10 y el 30 por ciento proporciona una protección adecuada; en algunos casos se utilizan concentraciones mayores, lo que prolonga el efecto en el tiempo.
No hay que olvidar que las picaduras de artrópodos son una causa importante de morbilidad en seres humanos. Estas picaduras pueden causar efectos de naturaleza infecciosa o inflamatoria. Los artrópodos, en particular los insectos y los arácnidos, son vectores de enfermedades que pueden ser graves. Si bien en la actualidad el dengue es el que ocupa el centro de atención, también existen la malaria y la enfermedad de Lyme. Por lo tanto, las medidas para reducir el impacto de las picaduras de insectos son importantes esfuerzos en el campo de la salud pública para proteger de forma segura a las personas y prevenir la propagación de enfermedades.
Iniciativas provinciales
Con el objetivo de minimizar los efectos del brote de dengue, la provincia de Buenos Aires fabrica repelente en base a DEET. Este producto es de distribución gratuita en las zonas mas afectadas por la enfermedad y no se encuentra disponible para su venta, pero las autoridades no descartan escalar su producción para que llegue a los comercios. Las concentraciones de DEET en el repelente son de entre el quince y el veinticinco por ciento.
A la iniciativa de Buenos Aires se le suma la de Formosa que, a través del Laboratorio de Especialidades Médicas de Formosa (LAFORMED), elabora productos e insumos medicinales para proveer a los hospitales públicos y centros de salud de la provincia. En particular para la prevención del dengue elabora repelentes que tienen una acción que dura cinco horas. La novedosa fórmula que utilizan tiene un efecto “no graso” y es segura. La producción de este tipo de insumos representa una herramienta fundamental si se tiene como objetivo alcanzar la soberanía sanitaria.
Por Nadia Chiaromoni - Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
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