Consejos sobre el cuidado de los alimentos en la temporada de calor
Comenzaron los días de altas temperaturas y es necesario prestar atención a la calidad de los alimentos que vamos a consumir para que la salud no corra riesgos.
Durante el resto del año, la temperatura no es un factor a tener en cuenta cuando hablamos de comida, es decir, no infiere en la frescura, calidad y el sabor de los alimentos. Pero el calor tiene un efecto de maduración sobre ellos. Adecuadamente, las altas temperaturas transforman los productos en alimentos adecuados para consumir. El calor no controlado favorece el crecimiento de bacterias y hongos.
De esta forma, no solo perdemos los alimentos y el dinero invertido en ellos, sino que puede afectar gravemente a quien lo consuma. Es por eso que se debe tener en cuenta qué tipo de comida se va a comprar y su posterior refrigeración. Al momento de hacer las compras es importante calcular lo justo y necesario, si hay provisiones que no se consumen corren el riesgo de estropearse.
Frutas y verduras
Hay frutas y verduras que no necesitan refrigerarse y que pueden permanecer a temperatura ambiente por algunos días, no más de una semana, sin contacto directo con el sol. Si la fruta comprada tiene cortes, se recomienda guardarla en la heladera incluso si es del grupo de alimentos que puede estar a temperatura ambiente.
Estas “heridas” al quedar en contacto con el calor de la cocina producen que se acelere el proceso de maduración y terminen descomponiéndose más rápido. Con este último punto se debe tener cuidado, ya que hay frutas como la frutilla o el tomate que, al pudrirse, liberan más etileno, lo que produce que el resto de las frutas cercanas sanas también se descompongan.
Bacterias en pollo, huevo y carne
En este grupo, una de las enfermedades más usuales es la salmonelosis, que se produce por una bacteria que se encuentra más que nada en los huevos y en el pollo. Si no se manipula correctamente a estos alimentos se corre el riesgo de consumirla. La salmonela puede causar los mismos síntomas que cualquier intoxicación transmitida por alimentos: vómitos, dolores de cabeza, diarrea y malestar estomacal.
Un punto importante al manipular estos elementos es evitar la contaminación cruzada. No se debe guardar pollo con frutas o verduras, o utilizar la misma tabla en la que se cortó el pollo para picar otros alimentos. Se deben lavar todos los utensilios correctamente, además de darle una cocción completa al pollo.
En cuanto a los huevos, no es recomendable lavarlos y luego guardarlos en la heladera, si se los ha de lavar, se debe hacer justo antes de la cocción. La cáscara que estos tienen cuenta con una protección que hace que las bacterias no puedan ingresar. También es por ese motivo que no se lo debe cepillar en ningún momento.
En la carne también existe una bacteria llamada escherichia coli que habita en el intestino de las vacas. Ambas bacterias ya mencionadas mueren con el calor de la cocción, es por eso que se necesita cocinar de forma completa (por fuera y por dentro) estos alimentos.
Los niños y niñas menores a 5 años no deben, bajo ninguna circunstancia, consumir carne trozada o picada. Al hacerlo tienen riesgo de padecer Síndrome Urémico Hemolítico, la enfermedad que ocasiona la escherichia coli.
Comida ya preparada
Los alimentos ya preparados no deben permanecer por más de una hora afuera de la heladera antes de ser ingeridos. Tampoco se recomienda descongelar la comida a temperatura ambiente, ya que las bacterias se reproducen, se descongela en la heladera, y no se vuelve a congelar algo que fue descongelado. Mucho menos se debe usar el sol o calor de ese tipo para descongelar.
Para descongelar adecuadamente los alimentos, hay que colocarlos dentro de la heladera o utilizar el microondas seguido de su cocción inmediata. En el caso de alimentos congelados en porciones chicas, estos pueden cocinarse directamente sin descongelación previa. No es aconsejable descongelar bajo el chorro de agua o sumergiendo en agua caliente.
Cuando un alimento está ya cocido y se va a recalentar, siempre es muy importante volver a calentar a temperaturas altas, como si se estuviera volviendo a cocinar. Usando el horno uno se asegura la pareja temperatura para toda la comida.
Signos de alteración en la calidad de un alimento
• Cereales y otros alimentos secos: contienen insectos o suciedad, humedad, envases deteriorados, legumbres arrugadas, harinas con grumos.
• Raíces: blandas, brotadas, golpeadas o dañadas, partes descompuestas.
• Verduras y frutas: marchitas, muy blandas, partes descompuestas, golpeadas.
• Carnes, aves y pescados: mal olor o color.
• Pescados: ojos hundidos sin brillo y escamas sueltas.
• Carnes, hígados y otras vísceras: olor desagradable, color oscuro, superficie gelatinosa.
• Leche: olor agrio (rancidez), forma, grumos, suciedad.
• Alimentos enlatados: lata hinchada, golpeada, oxidada o dañada debe ser desechada inmediatamente no utilizar.
En líneas generales, ante la mínima duda de que un alimento puede estar en malas condiciones, lo más sensato es descartarlo y buscar algo más fresco. No es recomendable ingerirlo de todas formas porque la concentración de bacterias puede ser grande.
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