Del 1 al 7 de agosto se lleva adelante la Semana de la Lactancia Materna

Si adquieres estos 5 consejos facilitarás el amamantamiento y contribuirás a que tus pechos se recuperen una vez finalizada la lactancia.

Semana de la lactancia materna
Cuando la mamá comienza a amamantar es probable que no tenga una gran producción de leche. La primera leche que obtendrá el bebé se denomina calostro y es un líquido de color amarillento.
Su cantidad no es abundante pero sí muy rica en nutrientes.
En la mayoría la subida de la leche se produce entre las 48 o 72 horas posteriores al parto, pero durante ese tiempo no dejes de poner al bebé al pecho.
Durante las primeras horas debes ofrecerle el pecho si llora, y en caso de que pase dormido mucho rato, deberás despertarlo  para darle de mamar y evitar una deshidratación.
No te preocupes si tienes el pecho demasiado grande o demasiado pequeño, el tamaño de las mamas no influyen en la cantidad de leche que producen.

LOS 5 CONSEJOS 

Los siguiente consejos te serán útiles para iniciarte y ante cualquier duda pregunta a tus médicos porque un consejo oportuno es clave para asegurar una lactancia saludable y prolongada.
1-Aliméntate correctamente
Si querés que la leche que tome tu bebé sea de calidad y le aporte todo lo que necesita para estar sano y crecer correctamente, es importante que vigiles tu alimentación.
En concreto, debes seguir una dieta sana y equilibrada, teniendo en cuenta estas máximas: Es fundamental que te hidrates correctamente, es decir, que al día bebas, como mínimo, entre 1,5 y 2 litros de agua. Y es que de la cantidad de líquido que tomes dependerá en gran medida la cantidad de leche que producirás. Controla de manera clara el café que tomas, porque la cafeína pasará directamente a la leche y eso hará que también llegue al niño. En este caso, no debes ingerir más de una taza diaria. Por supuesto, nada de tomar alcohol, porque este también pasa a la leche y puede provocar que tu hijo sufra algún tipo de retraso en lo que es su actividad motora. En la medida que te sea posible, evita tomar platos muy picantes y con exceso de condimento. ¿Por qué? Porque alterarán el sabor del alimento que le das a tu pequeño y eso puede provocar que rechace plenamente la lactancia. Apuesta por una dieta donde estén muy presentes las frutas, las verduras, la carne y los cereales. Presta especial atención, eso sí, al pescado que comes. En concreto, la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos recomienda evitar durante este periodo de amamantamiento variedades tales como el atún enlatado, la caballa, el pez espada y el blanquillo, por sus índices de mercurio.
2-Busca el lugar más adecuado.
Con esto nos referimos a que sea una espacio donde no haya ruidos molestos y donde la temperatura sea agradable. Y es que ambos necesitan un espacio tranquilo para que la toma no tenga sobresaltos.
3-Las posturas para acomodarnos
Muchas y variadas son las posturas para amamantar, tendrás que probarlas y elegir la que te resulte más cómoda, que no te cause dolores de espalda y que favorezca que tu pequeño se alimente fácil y plenamente. Eso sí, sea cual sea por la que optes, es importante que lo hagas teniendo en cuenta estos criterios: Madre e hijo debe estar muy en contacto. En concreto, todo el cuerpo del bebé debe estar “unido” al de la mujer. El pequeño siempre tiene que encontrarse en línea recta, evitando así que su cuello esté torcido. La cara del lactante debe mirar hacia el pecho y, en concreto, su nariz debe encontrarse frente a lo que es el pezón.
4-Las tomas
Una de las cosas más importantes que debes tener en cuenta en este sentido es que cada niño es un mundo, es decir, que tiene sus propias necesidades al respecto. Por eso, lo que tendrás que hacer es adaptarte a las de tu hijo. No obstante, hay una serie de normas que sí se pueden aplicar a todos los recién nacidos, entre las que destacan estas:
No se debe ser estricto en cuanto a horarios y pautas. Es el bebé el que determinará cuándo y cuánto desea comer. Por regla general, en el primer mes de vida del niño lo recomendable es que se le ofrezca el pecho cada tres horas aproximadamente. Debe vaciar un pecho y luego, cuando acabe, colocarle en el otro. Es importante que se compruebe que el pequeño está bien agarrado al pecho, porque así será cómo se podrá garantizar que se está alimentando de la forma correcta.
5-El cuidado del pecho
Para asegurar la salud de los pechos existen una variedad de recursos que hay que tener en cuenta:
Usar la propia leche materna: es el mejor protector para los pezones dañados. Si tienes los pezones muy sensibles o incluso te han salido grietas, aplica un poco de leche al final de la toma y deja que seque al aire, es el mejor cicatrizante natural.
Discos de lactancia: si utilizas discos protectores, cámbialos con frecuencia ya que al estar húmedos suelen reblandecer y dañar la piel del pezón.
Cremas para el pecho: Basta con que realices una ducha al día y no te excedas lavando los senos varias veces a lo largo del día para no resecarlos. Para el cuidado del pecho y evitar la aparición de estrías, aplica a diario una crema hidratante. Si además tienes grietas o el pezón dolorido, puedes utilizar cremas de lanolina sólo en la zona del pezón.
Corpiños de lactancia: Para evitar la caída de los senos puedes usar un sujetador apropiado para dar de mamar. Los sujetadores de lactancia suelen reunir los requisitos adecuados para el cuidado del pecho y la comodidad de la madre para amamantar al bebé gracias a las piezas desmontables en la zona de los senos. Si no quieres o no puedes pagar un sujetador de lactancia, elige uno adaptado a tu nuevo contorno, que no te oprima, preferiblemente de algodón, que no tenga aros y de tirantes anchos. Es conveniente que lo uses de día y de noche.
Gimnasia para el pecho: hay un ejercicio muy sencillo que puedes practicar después de las tomas para cuidar tus pechos durante la lactancia. Utiliza una pelota pequeña, ponla a la altura del pecho y apriétala con ambas manos. Puedes hacer unas cuantas series después de las tomas para fortalecer la musculatura del pecho. También puedes extender los brazos y realizar movimientos circulares, hacia dentro y hacia fuera.

Si adquieres estos sencillos hábitos para cuidar tu pecho facilitaras el amamantamiento y contribuirás a que tus mamas se recuperen una vez finalizada la lactancia.

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