Tabaquismo: ¿por qué los cigarrillos electrónicos no frenan la adicción?

De consumo muy popular entre jóvenes, contienen sustancias nocivas para la salud, como la nicotina y otros componentes.

De manera reciente, México aprobó por mayoría una reforma que prohíbe constitucionalmente el uso y comercialización de los cigarrillos electrónicos y vapeadores, así como también de drogas sintéticas como el fentanilo. Entre los argumentos a favor de la reforma, se encuentra que los jóvenes recurren a dichos dispositivos cada vez a más temprana edad y que contienen sustancias nocivas para la salud. Ahora bien, si su consumo comenzó como forma de frenar la adicción al cigarrillo tradicional pero también algunos países lo regulan o prohíben, ¿terminan con la adicción o solo son un sustituto? Según la OMS, los cigarrillos electrónicos no ayudan a dejar de fumar y hay pruebas de que perjudican la salud. “Sin embargo, las autoridades han permitido su libre comercialización y la gran presión publicitaria y social ejercida para que los jóvenes los consuman”, detalla el organismo. 

Los cigarrillos electrónicos (también conocidos como vapeadores) con nicotina son dañinos para la salud y adictivos. “Aunque no se conocen del todo sus efectos a largo plazo, se ha demostrado que liberan sustancias tóxicas cancerígenas o que aumentan el riesgo de sufrir trastornos cardiacos y pulmonares”, explican. Además, esas sustancias pueden afectar al desarrollo del cerebro y causar trastornos del aprendizaje en los jóvenes. Inclusive, un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Texas demuestra que este tipo de consumo aumenta el riesgo de asma en adolescentes que nunca fumaron cigarrillos tradicionales.

Su funcionamiento es a través de un líquido, llamado e-liquid o e-juice, que se calienta y se convierte en un aerosol. A este vulgarmente se lo conoce como vapor de agua pero, en realidad contiene partículas diminutas, entre ellas la nicotina. Los usuarios de estos dispositivos inhalan esta sustancia que llega hacia sus pulmones. Según la Sociedad Americana del Cáncer, los niveles de este componente no son los mismos en todos los tipos de cigarrillos electrónicos y, a veces, las etiquetas de los productos no indican el contenido de nicotina verdadero. “Hay algunas marcas de cigarrillos electrónicos que indican no contenerla, y a pesar de ello se ha encontrado que sí contienen”, declaran en su sitio web.

Así, el aerosol también puede contener propilenglicol y/o glicerina vegetal, es decir sustancias que aumentan la irritación pulmonar y de las vías respiratorias después de la exposición concentrada; compuestos orgánicos volátiles y productos químicos saborizantes que pueden afectar distintos órganos, el sistema nervioso o desarrollar enfermedades pulmonares, como la bronquiolitis obliterante. Asimismo, si el e-liquid se sobrecalienta o no alcanza el elemento calefactor, puede formarse el formaldehído, una sustancia causante de cáncer.

En el caso de las embarazadas, la exposición del feto a los cigarrillos electrónicos que consume la persona gestante puede perjudicar su desarrollo. Incluso, al igual que el cigarrillo común, cualquier persona puede sufrir los efectos de las sustancias que emiten estos productos cuando tiene cerca a quien los consume.

El marketing a la orden del día

Algunos de los causantes de que los cigarrillos electrónicos sean populares entre los más jóvenes son la publicidad y la apariencia de estos dispositivos. La OMS aseveró que los fabricantes de tabaco lucran con los perjuicios para la salud, presionan a las autoridades para que no apliquen políticas sanitarias en contra de este tipo de cigarrillos y “tiene constancia de que estas empresas financian estudios para generar pruebas falsas de que estos nuevos productos reducen los daños para la salud, y las distribuyen ampliamente”.

Y afirman: “Paralelamente, promocionan de forma agresiva los cigarrillos electrónicos entre los niños y los no fumadores y siguen vendiendo miles de millones de cigarrillos”. Además, la agencia sanitaria mundial informa que estos dispositivos se promocionan entre los más jóvenes a través de las redes sociales e influencers, y ofrecen al menos 16.000 sabores. “Algunos de estos productos utilizan personajes de dibujos animados y tienen diseños elegantes que atraen a las generaciones más jóvenes” y otros se asemejan a juguetes y juegos. 

Por Luciana Mazzini Puga - Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

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