Huellas de dinosaurios: las marcas del pasado que revelan su tamaño, peso y comportamiento
El presente de la icnología, una disciplina que también brinda información acerca de las condiciones en que habitaron el planeta estos legendarios animales.
La icnología es la disciplina que estudia las señales que dejan los organismos vivos, específicamente, las huellas. Si se dan un conjunto de condiciones apropiadas, se pueden preservar a lo largo del tiempo y brindar información en el presente. Al respecto, conversó con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ el paleontólogo Martín Farina quien, además de especializarse en el tema, realiza su tesis doctoral en el Instituto de Estudios Andinos “Don Pablo Groeber” del Conicet y la UBA.
“Para que se formen las huellas se tienen que dar varios factores. Por ejemplo, hay que tener un sedimento que represente más o menos bien la huella en general”, cuenta Farina. Luego, detalla que lo ideal es que sea limo o barro, aunque en general se preservan en arena porque es un material que “copia bien la forma”. También es importante contar con matas microbianas, que son microorganismos capaces de colonizar el suelo, estabilizan el sedimento y ayudan a que la huella se conserve.
Aunque se tienen que dar muchos factores para que se generen las huellas, una ventaja con la que corren a diferencia de otros fósiles es que hay muchas. “Es muy raro encontrar huesos de diez dinosaurios juntos o un esqueleto completo. Las huellas se dan con condiciones particulares y, cuando esto ocurre, se preservan muchas”, detalla Farina.
Tan indiciales son las huellas que brindan información más allá del cuerpo que las dejó. En concreto: la posición habla de las conductas. Farina explica que, en la actualidad, las aves tienen una forma de aparearse donde los machos hacen exhibiciones frente a las hembras. “Muestran su plumaje, cantan de una manera particular o arañan la tierra en una especie de baile”, ilustra. El hallazgo de garras que marcan el piso, pero sin seguir un patrón de alimentación o parecido a algo conocido, según Farina, revela posibles rituales de apareamiento entre los dinosaurios.
Más allá de las típicas huellas, las marcas que dejan los organismos invertebrados son muy importantes. Gusanos y cangrejos, por ejemplo, revelan información valiosa respecto de las condiciones paleoambientales del pasado. “La presencia de muchas cuevas de cangrejos indica que, al momento de su creación, la oxigenación era muy elevada”.
El presente de este conocimiento ilumina el horizonte de la disciplina. “Hoy se puede ingresar en una computadora una serie de patrones de huellas y, en base a eso, las características del organismo que se conocen gracias a los registros de huesos”, explica Farina. Gracias a todo eso, se genera una simulación del movimiento que, presumiblemente, tenían estos organismos.
El futuro ya llegó, solo que no es posible seguirle el ritmo porque se mueve muy deprisa. ¿Será que como buenos detectives se podrá explorar sus huellas?
Por Nadia Chiaramoni - Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
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