La ciencia escondida en los cascos de ciclismo: ¿seguridad en la cabeza o un accesorio de moda?

Científicos presentan un nuevo sistema de clasificación que permite a las personas saber cuánto protege realmente su casco en caso de accidente.

En una sociedad que muchas veces prioriza la apariencia sobre la funcionalidad, los cascos de ciclismo se convirtieron en un accesorio más dentro del estilo urbano. Pero detrás del brillo y el diseño, hay una realidad ineludible: la seguridad. Investigadores del Imperial College de Londres decidieron poner a prueba esa realidad con un nuevo sistema de clasificación que deja de lado las apariencias y se enfoca en lo que verdaderamente importa: proteger la cabeza. ¿El resultado? Lo caro no siempre es sinónimo de mejor, y lo barato puede ser una sorpresa cuando se trata de salvar la vida en las calles.

Para llevar a cabo este estudio, se simularon diferentes tipos de accidentes en un laboratorio, recreando las condiciones reales a las que se enfrenta un ciclista. Los resultados fueron sorprendentes: el casco con la mejor puntuación en cuanto a seguridad resultó ser uno de los más económicos.

La investigación, a la cual tuvo acceso la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, evaluó 30 de los cascos más populares del mercado utilizando un innovador sistema de clasificación que supera los estándares de seguridad convencionales. Los científicos no solo estudiaron la capacidad de los cascos para absorber impactos directos, sino también su rendimiento frente a fuerzas rotacionales, responsables de las lesiones cerebrales más severas.

¿Por qué? La respuesta es sencilla: la seguridad de un casco depende de una combinación de factores, como el material, el diseño y la forma en que se ajusta a la cabeza. Y estos factores no siempre están relacionados con el precio. Un casco de alta gama puede tener un diseño elegante y materiales de última generación, pero si no se ajusta correctamente o no ofrece una buena protección contra las fuerzas rotacionales, será menos efectivo que un modelo más sencillo pero bien diseñado.

La importancia biomecánica

La biomecánica estudia cómo las fuerzas y movimientos afectan al cuerpo humano, y en este caso, la investigación se centró en la forma en que la cabeza responde a los impactos durante un accidente. Los investigadores del Imperial College desarrollaron un enfoque innovador al considerar tanto el impacto directo como las fuerzas rotacionales que pueden generar lesiones cerebrales profundas.

En ese sentido, enfatizaron que la biomecánica moderna cambió la forma en que se entienden las lesiones en la cabeza. Se sabe que las fuerzas de rotación son responsables de lesiones severas y, a menudo, irreversibles. Este nuevo sistema de clasificación considera estos factores, lo que permite a los ciclistas elegir cascos que ofrecen la mejor protección contra una variedad de lesiones.

A medida que las ciudades se llenan de ciclistas es clave que la seguridad esté al frente de las decisiones. No se trata solo de elegir un casco que combine con la indumentaria; se trata de proteger una de las partes más vulnerables del cuerpo. Con esta clasificación basada en la ciencia de la biomecánica, el Imperial College pone las cartas sobre la mesa y llama a la acción tanto a los consumidores como a los fabricantes.

Con todo, la próxima vez que elija un casco, recuerde: no es solo un accesorio. Es un escudo, una inversión en su salud y bienestar. Y, sobre todo, un recordatorio de que en la vida, como en el ciclismo, la seguridad nunca pasa de moda.

Por María Ximena Perez - Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

Te puede interesar

Por qué los países apuestan cada vez más a la energía nuclear para generar electricidad

Aunque EE.UU. lidera el segmento, China se acerca y apuesta a la construcción de 29 reactores. Cómo la inteligencia artificial obliga a multiplicar la producción.

La gastronomía argentina, en alza: tres restaurantes fueron elegidos entre los 50 mejores del mundo

Taste Atlas acaba de publicar su tradicional ránking y estos son los resultados.

Científicos avanzan en la elaboración de un medicamento contra el Síndrome Urémico Hemolítico

Según la OMS, Argentina tiene la mayor incidencia mundial de esta enfermedad al afectar anualmente a cerca de 400 menores de cinco años. Hasta el momento, no hay cura.