El Salvador: un estudiante diseñó una prótesis robótica para manos que se maneja desde el cerebro
A partir de las señales eléctricas que envía el sistema nervioso, la persona puede realizar movimientos. Se trata de la primera patente registrada de origen salvadoreño en diez años.
Moisés Recinos Montoya, estudiante de la carrera de Ingeniería Mecánica de la Universidad Don Bosco de El Salvador, diseñó una prótesis robótica para personas que sufrieron amputaciones de la mano. Mediante las señales eléctricas que envía el cerebro y sensores, la persona puede realizar movimientos con la prótesis. Se trata de la primera patente registrada de origen salvadoreño en diez años. Actualmente, busca patrocinadores, instituciones privadas o públicas que quieran invertir en el proyecto “Prótesis robóticas de América” para llegar a más personas.
Una prótesis es un dispositivo diseñado para reemplazar una parte faltante del cuerpo o para hacer que una parte del mismo trabaje mejor. Así, por ejemplo, existen prótesis de manos, brazos, caderas o piernas que permiten que las personas que tienen deficiencias físicas o limitaciones funcionales puedan llevar una mejor calidad de vida. En este caso, la prótesis que desarrolló el estudiante salvadoreño es para la mano.
“El cerebro no posee la capacidad de detectar que una de sus extremidades ya no está, por lo que continúa enviando señales eléctricas al cuerpo para su movilidad”, explica Montoya a la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes. En ese sentido, el estudiante conecta estos impulsos con la prótesis de mano a través de sensores para que la persona pueda realizar movimientos en esta extremidad.
“Necesité importar sensores desde China que lo que hacen es detectar y clasificar, a través de una mini computadora con Inteligencia Artificial, las señales que envía el cerebro. Luego, procesan el movimiento que el cuerpo quiere hacer y lo realiza”, detalla. Por ejemplo, si el cerebro desea abrir y cerrar la mano, envía esa señal que llega a los sensores mediante los impulsos eléctricos. Allí, la tecnología distingue el movimiento y la prótesis lo realiza. De la misma manera sucede si el cerebro envía el impulso de querer mover únicamente el dedo meñique.
Así, los sensores deben ir ubicados sobre alguna parte del brazo que no está amputada para que las señales eléctricas pasen por allí y sean transportadas a las mini computadoras de la prótesis que distinguen los movimientos a realizar. “Estas mini computadoras son realmente muy pequeñas, miden una pulgada de ancho, dos pulgadas de largo y un cuarto de pulgada de alto”, precisa Montoya.
El proyecto, que recorrió un camino de siete años, también apunta a mejorar la calidad de vida de aquellos perros o gatos que sufrieron un accidente y perdieron alguna pata delantera. En ese caso, sin embargo, el funcionamiento es distinto. “Estos animales no tienen un pensamiento tan desarrollado como el del humano, así que lo que hacemos es pensar por ellos y dejar la mini computadora programada para entender las necesidades que tienen”, define ante la Agencia.
Y ejemplifica: “Si la mascota tiene un sensor en la pata y detecta que hay un golpe, significa que está pasando por un bache. Entonces, el amortiguador de la prótesis tiene que comprimirse y luego descomprimirse para que la mascota no reciba ese golpe con tanta fuerza. Es similar a los amortiguadores que tienen los carros modernos”.
Accesible y de alta calidad
Según la OMS, en la actualidad solo una de cada diez personas que necesitan ayudas técnicas prioritarias tienen acceso a ellos, debido a su alto costo y a la falta de conocimiento, disponibilidad, personal capacitado, políticas y financiamiento. De hecho, el organismo de la salud insta a que los Estados Miembros elaboren políticas de financiación y adquisición para garantizar que las ayudas técnicas, incluidas las prótesis, estén a disposición de toda persona que las necesite.
De manera reciente, Montoya registró la patente, el diseño industrial y el código fuente en el Centro Nacional de Registro de El Salvador. “La última vez que un salvadoreño patentó algo fue hace una década y era un chaleco reflectante para motociclista, luego todos los registros son de personas extranjeras”, cuenta.
Y reflexiona: “Estamos muy expectantes con que este desarrollo pueda ser visto por inversionistas que quieran apostar por él. Hoy en día existen prótesis robóticas en Estados Unidos que cuestan más de cincuenta mil dólares, mi idea es que esto sea mucho más accesible, llegue a las personas de América que lo necesiten e incentive el crecimiento de El Salvador”.
Por Luciana Mazzini Puga - Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
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