5 pasos para preocuparnos menos
No hay forma de curar la preocupación, pero podemos aprender a mejorarla reconociéndola y guiándonos suavemente hacia lo que importa.
Todos hemos escuchado que en la vida hay altibajos y existe el clásico dicho que dice que la vida está llena de 10.000 alegrías y 10.000 tristezas. También se escucha que todas las cosas van y vienen. Sin embargo, el cerebro tiene una forma interesante de amplificar las tristezas y minimizar las alegrías por buenas razones evolutivas.
Cada vez que el cerebro percibe algo como “malo”, comienza a preocuparse por ello. Pero muchas veces no hay una utilidad real para la preocupación sino que solo sirve para sumergirnos en un agujero más profundo y no nos permite disfrutar las alegrías que podrían estar esperando a la vuelta de la esquina.
5 pasos para preocuparnos menos
Realmente no hay forma de curar la preocupación, pero podemos aprender a reconocerla mejor y a guiarnos con cuidado hacia una mayor perspectiva sobre lo que importa.
1. Suaviza tu comprensión de la preocupación
El sentido de la preocupación es intentar anticiparnos, evitar cualquier peligro potencial y mantenernos seguros. El cerebro trata de protegernos y, por lo tanto, preocuparse ciertamente tiene su lugar y momento. Sin embargo, a menudo, la preocupación solo sirve para acelerar nuestro sistema nervioso y nos lleva a un lugar en el que sólo podemos inquietarnos más. Si bien el cerebro tiene buenas intenciones, nos puede llevar a un ciclo vicioso destructivo.
2. Acepta el sentimiento de miedo
Preocuparse suele despertar la sensación de miedo o ansiedad. En este paso consciente, simplemente estamos reconociendo que este sentimiento está aquí. Queremos hacer lo contrario de resistirlo, porque lo que resistimos persiste. Así que en lugar de eso practicamos dejando que sea como es. Aquí solo te estás diciendo a ti mismo, “acepta, acepta, acepta”.
3. Siente tu preocupación con amabilidad
Ahora tenemos la oportunidad de profundizar nuestra atención e investigar el sentimiento. Aquí podemos poner nuestra mano sobre el corazón o donde sea que sintamos la sensación en el cuerpo. Esta es una forma de señalar al cerebro un sentimiento de amor o amabilidad hacia el sentimiento, lo cual puede cambiarlo todo inmediatamente. El cerebro también tiene que hacer un mapa de la sensación del tacto con una correlación inversa a la rumia mental, y bajar el volumen al pensamiento negativo.
4. Amplía tu conciencia para incluir a todas las personas
Sea cual sea la preocupación, es importante que sepas que no estás sola/o. Sentirse vulnerable es parte de la condición humana y millones de personas luchan con la misma fuente de vulnerabilidad que estas experimentando. Pero cuando nos sentimos expuestos a la ansiedad, muchas veces sentimos que todo se trata de nosotros, y es necesario que despersonalicemos la experiencia y nos salgamos de nosotros mismos.
5. Repite los pasos 1 a 4 tantas veces como sea necesario
A medida que te enfoques en esto una y otra vez, con el tiempo notarás que empieza a ser menos reactivo con tus preocupaciones, más compasivo con vos mismo a medida que surgen, e incluso tendrás una perspectiva de que esta preocupación es parte de la condición humana y que no estás solo.
Si logramos bajar el volumen de la preocupación en nuestra vida, ¿qué habrá en su lugar? Para muchas personas, será una sensación de amplitud, disponibilidad y alegría.
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