Nuevo viaje a Malvinas de familiares de soldados caídos
Unos 62 familiares llegaron hasta Darwin para homenajear a los nuevos soldados identificados: 112 han recuperado sus nombres desde que se inició el Plan proyecto Humanitario.
En un nuevo viaje humanitario marcado por la emoción, un grupo de familiares de soldados caídos en la guerra de Malvinas, recientemente identificados, visitó ayer el cementerio de Darwin y fue parte de una conmovedora ceremonia en la que se les rindió homenaje, casi 37 años después de finalizada la guerra.
"Misión cumplida. El Estado honró a los héroes de Malvinas y sus familias. El Estado les pide disculpas por tantos años de olvido y desidia", dijo el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, al llegar el contingente de regreso a Ezeiza.
"En el recuerdo de todos los argentinos están vivos los que murieron en Malvinas. Estos viajes son un alivio para el alma de cada uno de ustedes", expresó a su vez el canciller Jorge Faurie al recibir a la delegación.
Desde la Comisión de Familiares de caídos en Malvinas, en tanto, evaluaron que toda la jornada -que se vivió a pleno sol en las islas- "fue una caricia al alma" y pidieron que estos viajes continúen e incluyan a los familiares de los caídos en el Crucero General Belgrano.
En este viaje relámpago de 18 horas, el contingente partió desde el aeropuerto de Ezeiza a las 4.30 de la madrugada, a bordo de un avión MD83 de la empresa Andes, y aterrizó cerca de las 8 en la base militar de Mount Pleasant, donde funciona el aeropuerto de las islas.
Tras los trámites migratorios de rigor -se debe presentar pasaporte para ingresar a las islas-, el contingente recorrió en micros los 35 kilómetros hasta el cementerio de Darwin, donde yacen 237 argentinos que murieron en el conflicto de 1982.
El grupo estaba integrado por unos 62 familiares; la mayoría, adultos mayores, provenientes de distintas partes del país, que recibieron las notificaciones positivas de la identificación de los restos de sus seres queridos en el último año.
Junto a los familiares viajaron también Avruj; la titular de la Comisión de Familiares, María Fernanda Araujo; y dos ex combatientes amigos e impulsores de las identificaciones: el inglés Geoffrey Cardoso -quién diseñó el cementerio de Darwin y enterró en 1982 a los soldados argentinos-, y el argentino Julio Aro, titular de la fundación No Me Olvides, entre otros veteranos.
Gracias a un acuerdo humanitario entre la Argentina y el Reino Unido, y la participación del Comité Internacional de la Cruz Roja, un total de 112 familias de caídos en la guerra recibió la confirmación positiva del examen de ADN que posibilitó la identificación de los restos de los caídos, enterrados durante casi 37 años en tumbas que llevaban la placa "Soldado argentino solo conocido por Dios".
Al mismo tiempo que los familiares llegaban a las islas, la Secretaría de Derechos Humanos informó de dos nuevas identificaciones positivas en el marco del Plan Humanitario Malvinas: Eduardo Antonio Vallejo, oriundo de la provincia de Córdoba, que se encontraba realizando el Servicio Militar cuando fue convocado a la guerra; y Carlos Alberto Frías, de Corrientes, que integraba el Regimiento de Infantería 12 de la ciudad de Mercedes, en esa provincia.
Ambas familias fueron notificadas de las localizaciones positivas horas antes de embarcarse a las Malvinas como parte de la comitiva, ya que habían brindado las muestras de ADN y aguardaban conocer los resultados.
Cuando llegaron al cementerio, cada familiar -algunos en silencio, otros en llanto- corrió a buscar y abrazar la cruz de la tumba de su ser querido, ahora con una placa negra que contiene su nombre y apellido. Se dispusieron sillas frente a cada tumba para las personas mayores.
Cerca de las 11, y con una temperatura que rondaba los 10 grados, comenzó la ceremonia religiosa a cargo del sacerdote argentino Ponciano Acosta, primo hermano de un caído en Malvinas, y dos curas de las islas, uno católico y otro anglicano.
En uno de los momentos más emotivos del viaje, se desarrolló luego la rendición de honores militares: un gaitero de la guardia escocesa de las islas tocó una marcha fúnebre, y el ex combatiente argentino Omar Tabárez interpretó el "Toque de silencio" con la misma trompeta que usó durante los días del conflicto para acompañar distintos momentos de la guerra, y que le fue devuelta en el 2010 por el soldado inglés que lo tomó prisionero.
La Comisión de Familiares llevó dos ofrendas de flores sintéticas -ya que no se pueden ingresar a las islas materiales orgánicos-; una quedó en Darwin y la otra fue destinada al cementerio de San Carlos, donde están enterrados los soldados británicos.
Toda la logística y organización del viaje, así como los gastos, estuvieron a cargo de la Corporación América -dueña de Aeropuertos Argentina 2000-, de Eduardo Eurnekian, que mantiene hace años un compromiso con la causa Malvinas. Durante el viaje que el empresario hizo en diciembre del año pasado a Malvinas, fueron los mismos isleños los que propusieron la realización de este segundo vuelo humanitario.
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